¿Con qué frecuencia y cantidad?
Si no llueve, el césped debe regarse dos veces por semana, con entre 10 y 15 milímetros cada vez. Si la hierba recibe cantidades insuficientes de agua de manera continuada, el sistema de raíces se ve forzado a aflorar a la superficie, donde está el agua y, por lo tanto, la hierba se vuelve aún más sensible a la sequía. Utiliza un pluviómetro para comprobar la cantidad de agua que ha recibido el césped. Además, adapta el ritmo de riego al tipo de tierra en la que está el césped, asegurándote de que el agua tiene tiempo de empapar mientras el riego está en curso.
¿Qué equipo hay que utilizar?
Un sistema de aspersión es una forma fácil y cómoda de mantener hidratado tu jardín. Los aspersores se pueden colocar en la tierra, sobre soportes o desplazarse por el césped durante el riego. Si conectas los aspersores a un sistema informático de riego, podrás incluso irte de vacaciones con la tranquilidad de que el césped y las plantas estarán bien cuidados.
Muchos céspedes tienen zonas que requieren más agua que el resto. Instala un depósito de agua de lluvia y utiliza el agua recogida para regar estas zonas a mano.