La mayoría de árboles tienen una dirección de caída natural. Esta se ve afectada por la inclinación del árbol, la forma de sus ramas y la carga de nieve en la copa o las ramas. Si no estás seguro de la inclinación del árbol, aléjate un poco y compruébala con una plomada.
Hasta cierto punto, puedes forzar un árbol para que caiga en dirección opuesta a la de su caída natural, aunque es algo que requiere conocimientos, experiencia y las herramientas de ayuda a la tala adecuadas. Los árboles con la madera debilitada, como los árboles muertos o podridos, se deben talar siempre en la dirección más sencilla.
Por último hablaremos de la manipulación de la sierra. Hay algunas técnicas que permiten trabajar con mayor seguridad y de forma más sencilla.